Elaborado artesanalmente con solo cuatro ingredientes: ajo fresco, sal de mar, agua y tiempo. Bajo ningún punto usamos pasteurización ni aditivos artificiales: el resultado es un producto vivo, rico en Lactobacillus y con un sabor profundo que transforma cualquier preparación culinaria.
Beneficios:
1. Apoyo probiótico para tu intestino
El proceso de lactofermentación promueve el desarrollo de bacterias lácticas vivas (Lactobacillus), que pueden contribuir al balance de la microbiota intestinal y favorecer una digestión más eficiente. (The Spruce Eats)
2. Mayor biodisponibilidad de nutrientes y compuestos bioactivos
Durante la fermentación, los microorganismos degradan compuestos complejos del ajo, haciendo que los nutrientes y fitoquímicos (como compuestos sulfurosos y polifenoles) sean más accesibles para la absorción del cuerpo. (The Bluster & The Burrow)
Además, algunos estudios han observado que la fermentación puede intensificar la actividad antioxidante del ajo, al generar compuestos transformados con mayor capacidad de neutralizar radicales libres. (ScienceDirect sobre ajo lactofermentado)
3. Propiedades antimicrobianas, antivirales y antioxidantes
El ajo fresco ya es conocido por sus compuestos activos como la alicina, que posee efectos antibacterianos y antivirales. La fermentación no elimina todos estos compuestos y en algunos casos potencia su acción, además de aportar nuevos metabolitos con actividad antioxidante. (Make Sauerkraut – fermented garlic benefits)
Estos efectos pueden colaborar con la respuesta inmune y la protección contra desequilibrios microbianos.
4. Disponibilidad constante sin desperdicio
Al estar ya pelado, fermentado y listo para usar, evitas pérdidas por pudrición o brotes del ajo fresco. Siempre tendrás ajos listos para tus platos, desde aderezos crudos hasta mezclas en crudo.
5. Sabor suave y flexible, ideal para múltiples usos
La fermentación suaviza el carácter agresivo del ajo crudo, volviéndolo más digestivo y agradable. Puedes emplearlo en ensaladas, salsas, aderezos, dips o simplemente como complemento crudo para realzar sabores.
Conservación
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Vida útil de hasta 1 año cuando el frasco está cerrado y almacenado en refrigeración o en un lugar fresco, oscuro y estable.
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Una vez abierto, mejor consumir gradualmente, manteniendo siempre inmerso en su propio líquido para preservar su calidad.
Usos sugeridos
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Añádelo a tus aderezos crudos o mayonesas caseras
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Pica algunos dientes y mézclalos en guacamole, pesto o hummus
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Incorpóralo crudo en ensaladas o salsas al final para conservar sus bacterias vivas
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Usa su líquido como base para marinados o vinagretas (rica en microorganismos y sabor)
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